La acción fue bien recibida por ciudadanos, quienes reconocieron en ella una reafirmación de identidad y orgullo cultural. El uso del hñähñu en un acto cívico visibiliza que las lenguas originarias están vivas y son parte fundamental de la memoria y resistencia de los pueblos.
En un país con más de 60 lenguas indígenas, recuperar estos espacios fortalece la diversidad y cuestiona la homogeneización cultural. Para El Decá, gritar la independencia en su lengua es también una forma de defender su soberanía lingüística y cultural.
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