Pachuca transforma la rehabilitación de fauna silvestre con enfoque en la libertad

La Unidad de Rehabilitación de Fauna Silvestre de Pachuca ha cambiado por completo la manera en que se atiende a los animales rescatados: aquí no hay vitrinas ni exhibiciones. Su modelo se aleja del estilo de los zoológicos tradicionales y se centra en reinsertar a los ejemplares en su entorno natural.

Una de sus apuestas más innovadoras es la biosimulación: espacios especialmente diseñados para imitar hábitats silvestres. Estos recintos minimizan el contacto humano y están equipados con cámaras para monitorear a los animales sin que estos perciban la presencia de personas.

“Todo está pensado para que no nos vean”, explica Daniel Monroy, director de la Unidad. “El objetivo es que no se habitúen a los humanos. Esa diferencia define si un animal podrá volver a su hábitat o no”.

Los gastos operativos de la Unidad se cubren, en gran parte, con donaciones, talleres educativos y actividades gestionadas por el personal, lo que ha permitido mantener el proyecto en marcha sin depender totalmente de recursos públicos.

Biosimuladores: espacios donde los instintos regresan

Actualmente, operan cuatro recintos de simulación activa. Uno de ellos alberga a un tigrillo rescatado en Jacala cuando tenía apenas un mes de nacido. Tras ocho meses de cuidados especializados, será liberado próximamente en Los Mármoles.

El proceso comienza con la evaluación médica del ejemplar que ingresa: se determina su edad, estado físico y comportamiento. Algunos llegan desnutridos o con heridas graves, otros son crías huérfanas. En cada caso se diseña un plan personalizado que incluye nutrición especializada, atención veterinaria y seguimiento cercano.

Cuando el animal demuestra progreso, se traslada a un biosimulador: un espacio aislado del contacto humano, cubierto por lonas y vigilado por cámaras. Allí recupera instintos esenciales para sobrevivir en libertad. A las aves rapaces, por ejemplo, se les entrena con presas vivas; los mamíferos son expuestos a estímulos propios de su especie.

Una vez que se determina que están listos, se gestionan su liberación controlada en un hábitat seguro, bajo protocolos técnicos y éticos que aseguran una segunda oportunidad para cada especie.

Peco, el pecarí que no pudo regresar

Uno de los habitantes permanentes es Peco, un pecarí de collar que llegó hace diez años. En ese entonces no existía un programa de reinserción, por lo que tuvo que quedarse. “Hoy ya no queremos que eso se repita. Todo está enfocado en que puedan volver a la vida silvestre”, señala Monroy.

Aun así, algunos animales ya no pueden ser liberados. Siete monos adultos, todos ex mascotas, viven ahora en la Unidad y podrían formar parte de un futuro proyecto de reintroducción en Veracruz, junto al Centro Mexicano de Primates.

Tigres, leones y condicionamiento sin sedación

En la zona de grandes felinos se aplican técnicas de condicionamiento operante, que permiten aplicar tratamientos o revisiones sin anestesia. Uno de los casos más conocidos es King, un tigre de Bengala asegurado por Profepa tras viralizarse en TikTok: lo mantenían en una azotea del Estado de México.

“Llegó siendo un cachorro, pero ya representaba un riesgo”, explican. “Hoy tiene casi cinco años y aún le queda más de una década de vida en cautiverio”.

A su lado viven Simba y Max, leones africanos decomisados por mal manejo en zoológicos. Sus recintos están equipados con sistemas de poleas, dobles puertas y zonas nocturnas donde pueden descansar, beber agua y alejarse del ruido externo. “Algunos piensan que no tienen agua solo porque no la ven, pero siempre la tienen disponible”, aclaran los cuidadores.

Una red en crecimiento

En los últimos cinco años, la Unidad ha pasado de ser desconocida a formar una red activa con municipios, cuerpos de bomberos y Protección Civil. También ha capacitado a personal para manejo seguro de serpientes, aves rapaces y otros animales silvestres que aparecen en zonas urbanas.

“Hace cuatro años nadie sabía que estábamos aquí”, recuerda Monroy. “Ahora, ya trabajamos coordinadamente con las autoridades para responder a emergencias”.

Mientras tanto, el aviario está siendo renovado por trabajos de infraestructura. Sin embargo, las labores no se detienen. La Unidad sigue en pie, sostenida por el compromiso de su equipo y una visión clara: rehabilitar y devolver la libertad a quienes pertenecen a la naturaleza.