Durante trabajos de excavación en la Ciudad de México fueron encontrados restos fósiles de un Mammuthus archidiskodon imperator, un mamut adulto que habitó América del Norte en el periodo conocido como el Pleistoceno, hace aproximadamente 12 mil años.

En aquel entonces, la Cuenca de México era una extensa zona de lagos y pantanos donde coexistían diversas especies de grandes mamíferos, como bisontes, dromedarios, tigres dientes de sable, perezosos gigantes, armadillos de gran tamaño, mastodontes y mamuts.

El rescate del esqueleto fue realizado por especialistas del área de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). De acuerdo con sus estimaciones, el ejemplar medía cerca de cuatro metros de alto y habría muerto entre 10 mil y 12 mil años atrás, sin evidencia de haber sido cazado por humanos.

Desde el 29 de agosto de 1981, fecha de inauguración de la Línea 4 del Metro, los restos del mamut se exhiben bajo un domo en la entrada oriente de la estación Talismán, convirtiéndose en un referente visual y cultural del lugar.

El símbolo de la estación Talismán es un elefante, ya que esta figura es considerada un amuleto de buena fortuna en muchas culturas. Además, la estación toma su nombre de la avenida Talismán, ubicada muy cerca del punto donde se hallaron los fósiles.

¿Y por qué había mamuts en lo que hoy es la Ciudad de México? Durante la Edad de Hielo, entre 10 mil y 30 mil años atrás, esta región era una amplia llanura con cuerpos de agua, condiciones perfectas para que prosperaran animales de gran tamaño. Muchos de ellos quedaron atrapados en el lodo o en zonas pantanosas, lo que favoreció su conservación bajo tierra.

El descubrimiento de Talismán no ha sido el único en el Valle de México: otros restos bien preservados de mamuts han sido localizados en sitios como Tultepec y Tlapacoya.