Un terremoto de magnitud 8.8 sacudió el oriente de Rusia este lunes, generando un tsunami que encendió alertas en diversos países del Pacífico, incluyendo Japón, Hawái, México, Ecuador y Nueva Zelanda.

El movimiento telúrico tuvo lugar en la región de Severo-Kurilsk, donde la ola impactó de forma parcial, provocando inundaciones. El Ministerio de Emergencias ruso pidió a los habitantes mantenerse en zonas altas mientras la amenaza persistiera. Las autoridades declararon estado de emergencia en las islas Kuriles, y los equipos de rescate comenzaron labores para inspeccionar daños. Hasta el momento, no se han reportado víctimas.

En la ciudad rusa de Petropavlovsk-Kamchatsky, se registraron cortes de energía, caída de muebles, sacudidas fuertes en edificios y afectaciones en el servicio telefónico. En medio del caos, decenas de personas abandonaron sus viviendas apresuradamente, muchas de ellas sin ropa adecuada ante el frío.

El impacto también llegó a Japón, donde los trabajadores de la planta nuclear de Fukushima fueron evacuados de forma preventiva, recordando el desastre de 2011. Aunque se activaron protocolos de seguridad, no se han detectado anomalías hasta el momento.

En Estados Unidos, el Centro Nacional de Alerta de Tsunamis emitió advertencias para partes de Alaska, las Islas Aleutianas y otras zonas de la costa oeste, incluyendo California, Oregón y Washington. En Crescent City, California, se activaron sirenas de evacuación y el gobernador de Hawái, Josh Green, informó que las olas podrían alcanzar hasta 1.8 metros.

Asimismo, Ecuador ordenó evacuaciones preventivas en las islas Galápagos, y Nueva Zelanda advirtió sobre oleajes inusuales y peligrosos en sus costas, pidiendo a la población alejarse de playas, puertos y desembocaduras.

De forma curiosa, medios japoneses reportaron la aparición de ballenas varadas en la costa de Tateyama, en la prefectura de Chiba, fenómeno que algunos relacionan con la actividad sísmica.

El evento continúa bajo monitoreo internacional, mientras las autoridades de los países afectados evalúan posibles consecuencias y mantienen activas las alertas de tsunami en varias zonas del Pacífico.